Realmente debería escribir Francisco Javier Saenz de Oiza y Luis Laorga Gutiérrez, que son los arquitectos del monasterio de Aranzazú. Aunque es quizás la impronta la de Oteiza, la que sea más conocida, por las obras escultóricas y el abandono del proyecto.
Me imagino que estos dos arquitectos, son coetáneos de D. Miguel Fisac.
