
Aikido: El final

El blog de Osco
Mi silencio como agradecimiento y respeto al maestro.
Es curioso, el otro día leía un comentario, sobre una fotografía realizada por su autor, decía más o menos » unión de 8 ó 9 fotografías en una fila y otras tantas en una segunda fila». Yo saqué la conclusión que algún fotógrafo dentro de poco va a intentar enseñarnos » el mundo, mundial».
No digo, que yo no llegue a beber de esa agua, pero de momento esas aguas las dejo correr.
Creo que fue con otro maestro, como es Juan Luis Arsuaga, el que me descubrió que la mirada humana, es totalmente diferente a la del resto de los animales, el fotógrafo Bill Brandt ya realizó en su época un ensayo muy especial sobre los ojos de algunas personas. Quizás sean detalles para otros trabajos.
Sé que para otras sesiones, el maestro debe de estar más alto, debo enfatizar la importancia del personaje, así que no quedará más remedio que tirar rodilla al suelo. La humildad parte de esa postura.
Es muy sútil, la línea que separa una fotografía movida, de la borrosidad que intentas plasmar, para que se logre el efecto de movimiento. Congelar una parte del cuerpo, que sabes también que se está moviendo y una zona del mismo, pero creo que lo he logrado.
Cuántas estas viendo, que he roto?
Toda la serie la realicé bajo unos patrones, a veces fortalecidos por las propias posturas del maestro. Reconozco que las diagonales dan un movimiento extra a cada una de las fotografías.
Una de las muchas directrices en fotografía, es que existen ciertas líneas que no deben de cortar, por lo menos ciertas partes del cuerpo, tener todo eso en cuenta y asimilarlo lleva un camino de aprendizaje, también es verdad que me gusta romper conscientemente esas normas, en éste trabajo no ha sido el caso; también quizás por respeto.