
Los conocimientos que se deben de adquirir, de meteorología, mareas, real mente no se acaba nunca y en especial lo relacionado con los vientos y cómo se comportan estos en su fluir entre las velas y la importancia que tienen con respecto al derrotero del barco.
Mi comienzo fue un día con vientos de 35 nudos, mi acojone era tal, que dice Jon, que aún quedan uñas de los pies clavadas en la cubierta del Thelonious. Menos mal que cuando estábamos saliendo del abra del puerto se anuló la prueba, el tamaño de las olas que yo veía desde el palo de la mayor, me tenía preocupado.
Aunque a lo que más temía, era dejar embadurnada la cubierta con mis despojos.